
Eso es lo que se han preguntado en varios artículos que la revista Nature incluía en su número 472, publicado el pasado 21 de abril. ¿Cuál es la situación actual de los estudios de doctorado y su integración en el mercado laboral? Porque, afirman, empiezan a producirse demasiados doctores. Por supuesto, no en todos los países pasa lo mismo, y el artículo de Cyranoski et al. nos presenta varios casos:
Japón

China

India
El caso de India es quizá el opuesto a China: la población y economía india han experimentado un crecimiento sin precedentes, pero el desarrollo del tejido investigador no le ha ido a la par. Hoy en día, India produce casi 5.000 doctores al año, pero tiene que “importar” otros tantos para cubrir las necesidades de su pujante y cada vez más tecnificada, industria. El gobierno ya se ha puesto manos a la obra y ha aumentado en un tercio el presupuesto destinado a educación superior e investigación, con el objetivo de formar 20.000 doctores al año para 2020. Sin embargo, mientras exista tanta demanda en la industria, hay pocos incentivos para seguir en la vida académica, ya que los salarios difícilmente pueden igualar a los de la empresa privada.
EEUU
Actualmente es el segundo país en producción de doctores, tras China, pero la Universidad no los puede absorber a todos. El porcentaje de investigadores que en los 6 años siguientes a obtener el doctorado conseguía una plaza fija en el mundo académico era en 1973 del 55%, y sólo el 2% seguía teniendo contratos temporales como postdocs y similares. En 2006, la situación se había invertido, y mientras sólo el 15% conseguía un puesto fijo (tenure) en la universidad, hasta el 21% permanecía aún con contratos temporales y becas de postdoctorado. La mayor parte de los doctores americanos acaba hoy en día en la empresa privada. Pero ésta no está preparada para absorber a tantos trabajadores altamente cualificados, con lo que aumenta cada vez más el porcentaje de doctores desarrollando cargos para los que están excesivamente formados. Como en Japón, esto ha llevado al descenso en el número de estudiantes que acceden al doctorado, pero la alta capacidad de atracción de estudiantes extranjeros ha compensado el descenso en el número de nacionales. Paradójicamente, los mensajes de la clase política siguen insistiendo a menudo en la carencia de doctores del país. El caso de EE.UU es similar al de Japón, pero quizá no ha llegado tan lejos en su declive. De hecho, un número cada vez mayor de docentes y expertos reclaman una reconversión de los estudios de doctorado para adaptarlos a las necesidades de la empresa privada.
Alemania

¿Y España? ¿Cuál es la situación en España?
Un vistazo a los datos del INE nos muestra a primera vista que ser doctor en España es todavía un buen seguro para encontrar trabajo: el desempleo entre los doctores no alcanza el 4%, frente al 25% de los que han llegado hasta la Educación Secundaria o al 15% de los de Formación profesional. Respecto al salario medio, aunque es sensiblemente superior al de aquellos con estudios básicos, no es muy diferente del salario medio que puede obtener un licenciado. Sin embargo, estos datos pueden ser engañosos: en España, el 42% de los doctores se acaba dedicando a la investigación o docencia desde Universidades e Institutos, el 38% acaba desempeñando un cargo en las Administraciones Públicas, y sólo el 12% desarrolla su actividad en la empresa privada. Esto es indicativo de lo que ha ocurrido y de lo que nos puede deparar el futuro.
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Tasa de desempleo (%) y salario medio (€/mes) en España en función del nivel de estudios. Fuente: INE, 1 Trimestre 2011 |
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Las 74 Universidades españolas. De ellas, 32 se han creado en los últimos 25 años
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En los últimos 20 años España ha conocido un despegue económico sin precendetes, y el desarrollo universitario no le ha ido a la zaga. Desde 1984 se han creado 32 nuevas Universidades (hay en total 74) y numerosas facultades. Estos nuevos centros han ido formando nuevos doctores, que en muchos casos ocupaban las plazas vacantes de su propia universidad, en una endogamia que siempre sale a la luz como uno de los males endémicos de la Universidad Española. Pero la mayor parte de las Universidades tiene ahora mismo más profesores de los necesarios. La masificación de las aulas tan común en los años 80 y principios de los 90 ha pasado a la historia. Entre 1997 y 2008, y a pesar de que el número de alumnos bajó de 1.500.000 a 1.300.000, el número de profesores universitarios aumentó de 75.000 a más de 100.000. Esto nos da un ratio de 12-13 alumnos por profesor, una de los más bajos de Europa. Al mismo tiempo, la creación y desarrollo de las Comunidades Autónomas ha generado numerosos cargos públicos en los que muchos doctores han encontrado trabajo.
Pero actualmente el contexto es muy diferente, y nada alentador. Recortados los presupuestos públicos, con las universidades saturadas de profesorado y las Administraciones buscando reducir plantilla, el recién doctorado tiene pocas salidas. Si quiere dedicarse a la investigación, en muchos casos debe irse al extranjero, jaleado por un sistema que promueve que los doctores marchen fuera pero que se ha olvidado de hacerlos volver. Y los que vuelven o no marchan se ven condenados en muchos casos a la precariedad, a vagar de contrato postdoctoral en contrato postodoctoral a la espera de que salga una plaza que nunca llega.
Tampoco son más halagüeñas las expectativas de aquel que decide buscar fortuna en la empresa privada. Las grandes empresas sí cuentan con departamentos específicos de I+D, pero las PYMES (el 95% de las empresas españolas lo son) aún lo ven como un coste, no como una inversión. Además, existe un desconocimiento generalizado en la sociedad de lo que es un doctorando, se ve como una continuación de los estudios y los años empleados en la realización de la tesis no se valoran como experiencia profesional. Frecuentemente, los propios empresarios consideran que los doctores investigan cosas demasiado teóricas y que su lugar de trabajo natural debe ser la Universidad. No consiguen ver un valor añadido en la contratación de un doctor, y se le considera menos flexible que un licenciado, que normalmente ya reúne la formación suficiente para satisfacer las necesidades de la mayor parte de las empresas. Y si se busca algo mas específico, se prefiere el Master, por su formación más práctica. Y es que a los doctores se les sigue formando, aún a día de hoy, exclusivamente para la vida académica.
En definitiva, España corre riesgo de situarse en una posición como la de Estados Unidos: la Universidad produce más doctores de los que absorbe el mercado, y hay un superávit de personal altamente cualificado que no puede absorber el sistema nacional de investigación, por lo que muchos se ven obligados a buscar oportunidades en el extranjero. Sería tal vez necesario adecuar el número de doctorandos mediante el establecimiento de criterios de acceso más exigentes y fomentar la evaluación de la calidad. Y sobre todo, es necesaria la implicación de la empresa privada en el sistema nacional de investigación: mayor colaboración Universidad-Empresa, posibilitar la realización de tesis en empresas, potenciar el desarrollo de parques científico-tecnológicos y también, fomentar valores de emprendimiento y cultura empresarial entre los investigadores. Delo contrario, se seguirá hablando, cada vez más, de la fuga de cerebros.
genmolecular
18 December, 2011 at 23:13Que artículo más interesante!! felicitaciones. Les cuento que en Argentina sucede alg similar, me gustaría leer estadísticas así pero sin duda son parecidas porque el sistema se satura. Gracias y saludos
[claudàtor]
19 December, 2011 at 07:45Gracias! La verdad, no conozco el caso de Argentina, pero no me extrañaría que fuera similar, al final es una problemática común a aquellos países que no pueden absorber los doctores que generan.
Un saludo!
Anónimo
9 October, 2012 at 04:06A mi me apesta el culo
Canaria
23 October, 2012 at 12:06Totalmente de acuerdo. La mayoría de doctores y doctorandos que conozco centran su trabajo en temas que no tienen sentido fuera de la universidad o centros de investigación. Es normal que la gente se pregunte para qué sirven. Es necesario ese acercamiento que comentas al final. Saludos
Anónimo
9 February, 2013 at 01:10Yo soy doctor por dos universidades y no me ha servido absolutamente para nada…he invertido, gastado o malgastado (o las tres a la vez) 6 años de mi vida y no me ha servido, insisto, más que para darme gastos (matrículas, tutelas, edición ,,,, y 1000 euros de la cena de "celebración" con los miembros del tribunal,,,
No le aconsejo a nadie.
saludos
Anónimo
21 February, 2013 at 07:13Pues casi lo mismo. 8 años invertidos sin resultado práctico alguno.
Aunque no me arrepiento, pues la opción era el doctorado o nada, si al final no supone una mejora en tus condiciones de trabajo, el doctorado no interesa.Salvo que te aseguren una contratación, resulta un esfuerzo inútil.
El sistema debería modificarse y no producir doctores sin ninguna opción de trabajo en la Universidad.Al final es una gran decepción.
Anónimo
11 July, 2014 at 10:01Buenas
A mi no me ha servido , de momento, para nada de nada. Unicamente que para que mi madre tenga una foto mía togado y con birrete. He estudiado 3 carreras, hablo varios idiomas y trabajo como profesor de primaria en uin IES ganando ni 2000 euros. Eso sí, ha me ha dado lustre a mi mente.
Me he esforzado como un jabato durante 5 años roabándole horas al sueño, todas mis vacaciones tiempo libre y dedicación a mis hijos. He sido premidado por la tesis incluso. Y he sido Cum laude unanimemente.. Todo esto ¿para qué?.
Para nada. Han pasado dos años, he publicado cosas, pero tiro la toalla.
Al final, un concejal sin el graduado escolar gana más. No es por el dinero, es por el poco respeto social a este esfuerzo
O lo tienes claro o es condición sine quanon para algo, pero yo , de saberlo antes , pasaría ampliamente de embarcarme en esta tarea. Saludos