Pero me voy del tema. En realidad, de lo que os quería hablar es del poema, que no conocía y que es lo que de verdad me llamó la atención. Supongo que tanto el poema como la versión musicada de Llach son ampliamente conocidas en Cataluña, y viendo el éxtasis mesiánico-independentista del final incluso me atrevo a intuir que se considera de alguna manera un símbolo nacionalista. Pero servidor, que es de vocación apátrida y ha vivido ya en varios terruños diferentes, se lo tomó más a lo global, y me pareció un precioso texto que quizá hasta pueda tener cierto sentido en estos día inciertos de primas, rescates y corralitos-to-come. Os dejo el vídeo, el texto del primer párrafo del poema y – como sé que tengo muchos fans que no entienden el kataloński – os dejo también la traducción.
De todo el precioso poema, dejadme que me quede con la última frase:
“Y al acabar, que cada uno se vista como buenamente le plazca y ¡adelante!, que todo está por hacer y todo es posible.”
Ara mateix enfilo aquesta agulla
amb el fil d’un propòsit que no dic
i em poso a apedaçar.
Cap dels prodigis que anunciaven taumaturgs insignes
no s’ha complert, i els anys passen de pressa.
De res a poc, i sempre amb vent de cara,
quin llarg camí d’angoixa i de silencis.
I som on som; més val saber-ho i dir-ho
i assentar els peus en terra i proclamar-nos
hereus d’un temps de dubtes i renúncies
en què els sorolls ofeguen les paraules
i amb molts miralls mig estrafem la vida.
De res no ens val l’enyor o la complanta,
ni el toc de displicent malenconia
que ens posem per jersei o per corbata quan sortim al carrer.
Tenim a penes el que tenim i prou:
l’espai d’història concreta que ens pertoca,
i un minúscul territori per viure-la.
Posem-nos dempeus altra vegada i que se senti
la veu de tots solemnement i clara.
Cridem qui som i que tothom ho escolti.
I en acabat, que cadascú es vesteixi
com bonament li plagui, i via fora!,
que tot està per fer i tot és possible.
Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que no digo
y me pongo a remendar.
Ninguno de los prodigios
que anunciaban taumaturgos insignes
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué largo camino de angustia y de silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y de renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o corbata cuando salimos a la calle.
Tenemos apenas lo que tenemos y basta:
el espacio de historia concreta que nos corresponde,
y un minúsculo territorio para vivirla.
Pongámonos de pie otra vez y que se oiga
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quién somos y que todos lo oigan.
Y al acabar, que cada uno se vista
como buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que todo está por hacer y todo es posible
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