Guardiola, Llach y Perez Cruz: “Ara mateix”

Hace un poco más de una semana se celebró en el Palau Sant Jordi de Barcelona un concierto benéfico de lucha contra el SIDA, con la participación de la flor y nata del mundo de la música en catalán. Entre los invitados también estaba Pep Guardiola, y de hecho, viendo los anuncios de días anteriores y leyendo la prensa al día siguiente parecía que sólo hubiese actuado él. Las crónicas decían que la actuación de Guardiola fue el momento más mágico de la noche, pero como útimamente la gente se hace pis del gustito cada vez que Guardiola abre la boca, pues tampoco les hice demasiado caso. Pero el otro día alguien me hizo llegar el vídeo, y (uno que es de natural chafardero) lo vi. Y debo reconocer que no está mal, nada mal. 
Junto a Lluís Llach al piano, la guapísima y artista-como-la-copa-de-un-pino Silvia Pérez Cruz interpretó  Ara mateix, un poema musicado de Miquel Martí i Pol (1929-2003). Qué pinta Guardiola por allí en medio ya es más discutible, pero bueno, al fin y al cabo se trataba de un concierto benéfico y el hombre se limitó a hacer lo que le pidieron – recitar el poema – sin afán de protagonismo y sin disimular la vergüencica que le daba.

Pero me voy del tema. En realidad, de lo que os quería hablar es del poema, que no conocía y que es lo que de verdad me llamó la atención. Supongo que tanto el poema como la versión musicada de Llach son ampliamente conocidas en Cataluña, y viendo el éxtasis mesiánico-independentista del final incluso me atrevo a intuir que se considera de alguna manera un símbolo nacionalista. Pero servidor, que es de vocación apátrida y ha vivido ya en varios terruños diferentes, se lo tomó más a lo global, y me pareció un precioso texto que quizá hasta pueda tener cierto sentido en estos día inciertos de primas, rescates y corralitos-to-come. Os dejo el vídeo, el texto del primer párrafo del poema y – como sé que tengo muchos fans que no entienden el kataloński – os dejo también la traducción.

De todo el precioso poema, dejadme que me quede con la última frase:

 “Y al acabar, que cada uno se vista como buenamente le plazca y ¡adelante!, que todo está por hacer y todo es posible.” 

Pues eso.
ARA MATEIX

Ara mateix enfilo aquesta agulla

amb el fil d’un propòsit que no dic

i em poso a apedaçar.

Cap dels prodigis que anunciaven taumaturgs insignes

no s’ha complert, i els anys passen de pressa.

De res a poc, i sempre amb vent de cara,

quin llarg camí d’angoixa i de silencis.

I som on som; més val saber-ho i dir-ho

i assentar els peus en terra i proclamar-nos

hereus d’un temps de dubtes i renúncies

en què els sorolls ofeguen les paraules

i amb molts miralls mig estrafem la vida.

De res no ens val l’enyor o la complanta,

ni el toc de displicent malenconia
que ens posem per jersei o per corbata quan sortim al carrer.
Tenim a penes el que tenim i prou:
l’espai d’història concreta que ens pertoca,
i un minúscul territori per viure-la.
Posem-nos dempeus altra vegada i que se senti

la veu de tots solemnement i clara.

Cridem qui som i que tothom ho escolti.

I en acabat, que cadascú es vesteixi

com bonament li plagui, i via fora!,

que tot està per fer i tot és possible.

AHORA MISMO

Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que no digo
y me pongo a remendar.
Ninguno de los prodigios
que anunciaban taumaturgos insignes
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué largo camino de angustia y de silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y de renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o corbata cuando salimos a la calle.
Tenemos apenas lo que tenemos y basta:
 el espacio de historia concreta que nos corresponde,
y un minúsculo territorio para vivirla.
Pongámonos de pie otra vez y que se oiga
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quién somos y que todos lo oigan.
Y al acabar, que cada uno se vista
como buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que todo está por hacer y todo es posible

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