(Breve) balance de 2013

En esta santa casa somos muy de tradiciones, y como ya en 2011 y 2012 hicimos un balance de lo que había supuesto el año, esta vez no vamos a ser menos, y vamos a valorar qué nos ha traido este 2013 que ya se nos acaba.

Despedía la última entrada de 2012 pronosticando que este nuevo año traería numerosos cambios a nivel personal. ¡Y vaya si los ha habido!. En concreto, dos han sido los sucesos que más han marcado el año, y que – para qué negarlo – han hecho que el ritmo de publicación se haya visto resentido. En primer lugar, tras 5 años intensos, el pasado julio por fin defendía la tesis doctoral, también conocida como la bicha. Es increíble la importancia que se le da a la tesis hasta el momento que la presentas; y lo poco importante que parece una vez que lo has hecho. Es como si fuera una especie de condicion sine qua non, pero sólo eso. “¿Ya tienes la tesis?. Pues hala, muy bien – palmadita en la espalda -. Ahora, a trabajar y a publicar artículos, que es para lo que estás”. En cualquier caso, como ya os conté en esta entrada, la defensa fue muy pero que muy bien, y uno no puede evitar estar – como diría el rey de los trasgoslleno de orgullo y satisfacción por el trabajo hecho.

Poco tiempo después – quizá demasiado poco – vino el otro gran cambio: el traslado a Montréal (Canadá), desde donde escribo – aunque con cuentagotas – desde hace unos meses. El traslado ha sido toda una experiencia y hay mil anécdotas que podría haber contado, pero también es un proceso muy time consuming, así que ahora que estamos más establecidos espero poder ir contando más cosas de la vie montréalaise. Pero en definitiva, como yo a lo que he venido aquí es a hablar de mi blog, y no de mi vida, vamos a meternos en nuestra ya tradicional burbuja y vamos a a repasar las 5 entradas más leídas de entre las publicadas este año:
 
La quinta entrada más leída del año es precisamente la primera que escribí. En ella, anunciaba que Forestalia tenía el honor de acoger la XX edición del Carnaval de Biología, que como no podía ser de otra manera, iba a versar sobre bosques. La participación fue más que buena, con 30 contribuciones de muchísima calidad, y aunque por desgracia no tuve tiempo de hacer el resumen que a veces otros anfitriones han hecho, el balance fue netamente positivo. Por cierto, el Biocarnaval sigue su curso, va ya por su edición XXVII y está alojado en el blog “La aventura de la ciencia“, así que os animo a participar en él y/o a acogerlo, os aseguro que merece la pena.
Una entrada un tanto polémica, y que surgió a través de un debate en twitter entre varios de los miembros del autodenominado “club del hachuelo“. En ella mostrábamos cómo los titulares grandilocuentes y sensacionalistas no siempre son culpa de los periodistas, y que algunas organizaciones lanzan mensajes muy pero que muy adornados con tal de darse publicidad. En concreto, hablábamos de una ONG de Castellón que aseguraba haber creado una “raza de superárboles” de características poco menos que formidables. Y lo que es peor, que utilizaba un evento como el Congreso Forestal Español para darle credibilidad “científica” a su trabajo, aunque su participación en el Congreso fuera poco menos que testimonial. Rascando un poco, en seguida quedaba claro que estos chicos, a los que no les dudo la buena voluntad sino los métodos, no habían inventado la pólvora, y que de hecho su propuesta – usar pino canario para repoblar el levante – no parecía muy fundamentada. Sin duda, una entrada que sin Javier Blanco, Juan P. Romero Trueba, Jesús Robles, Javier Madrigal y Juanma Rubiales no se habría escrito. ¡Gracias chicos!
 
Una de esas entradas que me gusta escribir, y donde comprobamos que no siempre lo que tenemos asumido es cierto, y el mundo forestal no es una excepción. Y es que, ¿quién no se ha quejado alguna vez del polen de los chopos cuando inundan el aire de nuestras calles? En esta entrada veíamos que estas pelusas son en realidad las semillas y no el polen de los chopos, que no causan alergia de ningún tipo y que, además, podrian evitarse en buena medida si se tuviera en cuenta que hay chopos hembra y chopos macho ( los cuales, lógicamente, no producen semillas)
Escribí esta entrada casi del tirón y, una vez escrita, estuve a punto de no publicarla. Pero me alegro de haberlo hecho. No sólo por defender el papel de la FJI-Precarios – una asociación de jóvenes investigadores a la que debemos en buena parte la mejora de las condiciones laborales de los doctorandos en España – sino al propio colectivo de los predoctorales en general. No era la primera vez que este investigador del CSIC arremetía contra los predoctorales, a los que en diversas ocasiones ha tildado de vagos, dejados y privilegiados. Pero esta vez me pareció que debía contestarle. Y es que, como decía el gran @copépodo, algunos parecen sufrir una especie de síndrome de estocolmo que les lleva a defender las condiciones precarias en cuanto salen de ellas.
 
Y si me alegraba de que la anterior entrada haya sido muy leída, aún me alegro más de que ésta haya tenido tanto impacto, porque es una de las entradas qué más he disfrutado escribiendo. Resulta curioso que una especie invasora pueda llegar a estar tan extendida que se elija como símbolo de los billetes de un país, confundiéndola con la especie local. Os hablo, como no, del arce noruego (Acer platanoides), que puebla los nuevos billetes canadienses en vez del arce de azúcar (Acer saccharum), auténtico símbolo del país. La casualidad ha querido que yo acabe emigrando al país del que hablaba, Canadá, para estudiar precisamente los impactos del cambio global en los bosques de A. saccharum, lo cual sin duda incluye el impacto de A. platanoides, no sobre los billetes, sino sobre los bosques del sur de Canadá. ¿Premonición?
Un top 5 que me sugiere que muchas de esas historias sobre árboles que me parecen curiosas o me llaman la atención (como la de los chopos, el arce invasor, o en su día la de los árboles-uña) también despiertan vuestro interés. Bueno, eso y que ¡anda que no os gusta la polémica, majos! Pero al margen de las entradas más leídas, me quedo con que todas las entradas publicadas este año han recibido comentarios, lo cual agradezco doblemente dado lo poco que he publicado. La falta de tiempo ha hecho que muchas noticias o vídeos que han llamado la atención y que en otrascircunstancias habrían dado para entrada, las haya publicado en Facebook, donde sí he estado algo más activo. El resultado es que el número de seguidores se ha doblado en este año, superando ya los 400. ¡Wow!
 
En resumen, que aunque haya escrito poco, no es por falta de ganas ni de motivación. Detecto que hay interés por lo que escribo, lo que sin duda anima a seguir. Además, durante el Congreso Forestal Español me llevé la grata sorpresa de ver que el blog era más conocido de lo que creía, y pude desvirtualizar a algunos de los lectores más fieles. Y por si fuera poco, hace unas semanas recibía la evaluación de una propuesta de proyecto europeo donde se me reconocía expresamente como mérito la labor divulgadora en las redes sociales, y en concreto, este blog. Una estupenda noticia – aunque finalmente no me concedieran el proyecto – y un respaldo más para seguir con Forestalia. En ese sentido, como os decía, ganas e ideas de posts no me faltan, lo que me falta es tiempo. Pero haremos lo que sea para encontrarlo, aunque sea, como es el caso ahora mismo, robando unas preciosas horas de sueño en el vuelo que me trae de vuelta a casa para pasar el fin de año un poco más cerca de todos vosotros. ¡Feliz año a todos!
 
 
El autor, paseando por su nuevo hábitat

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