Ya os contaba en la entrada anterior que vengo de pasar unos días por España. La visita deja sabor agridulce, como no podía ser de otra manera: con la alegría de ver a la gente que uno echa de menos, pero la amargura de constatar que la situación está tan lejos de resolverse como parece.
Aunque la visita ha sido corta, no he podido evitar acordarme de una viñeta del maestro Quino que expresa a la perfección las sensaciones que uno tiene al volver a España desde el extranjero. Porque lo peor de este país es que uno ya ni siquiera espera que funcione bien. Simplemente, se sabe cómo funciona, y lo único que se puede hacer es adaptarse a ello, aceptarlo. Asumirlo. Será el carácter latino, la mediterraneidad o vaya usted a saber. Quino, una vez más, lo plasmó como nadie, aunque lógicamente se refiriera a su país.
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