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Píceas canadienses que no pueden ni tenerse en pie. Fuente |
En Forestalia nos gustan los fenómenos extraños. Pero siempre tratados desde el más sano escepticismo y el pensamiento lógico, nada de conspiranoias ni conjeturas inverosímiles. Hace ya un par de años os hablaba del crooked forest, los pinos encorvados de Gryfino (Polonia), una entrada que tuvo bastante éxito, siendo a día de hoy la segunda más vista de este blog. Tanto éxito tuvo que medios tradicionales como el ABC tuvieron a bien copiarla homenajearla. El famoso crooked forest no es más que un rodal de pinos que han crecido retorcidos en la base, pero de una manera tan regular y curiosa que ha alimentado las más estrambóticas teorías, que implican desde desviaciones en el campo magnéticos, hasta la participación de los nazis y cómo no, los extraterrestres.
El fenómeno del que os quiero hablar hoy es igualmente curioso, aunque en este caso sí que se conoce perfectamente la causa. Se trata de lo que en inglés se llama “drunken trees” o “árboles borrachos”, y se da en muchas zonas de bosque boreal, sobre todo en Canadá y Siberia. El nombre del fenómeno lo dice todo, y es que los árboles de estos bosques aparecen inclinados y caídos en cualquier dirección, de forma caótica, como si estuvieran pagando las platos de una noche de excesos.
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Como diría mi abuelo: “noches alegres, mañanas tristes” |
El fenómeno de los árboles borrachos sólo se da en el bosque boreal, también conocido como taiga: es el bioma terrestre más extenso, cubriendo casi 17 millones de km2, el 30% de los bosques de todo el mundo. La taiga se encuentra en el hemisferio norte, entre los paralelos 50 y 70, y se caracteriza por los largos y fríos inviernos, hasta 7 meses en los que las temperaturas medias pueden estar por debajo de los -20°C. En estas duras condiciones, solo unas pocas especies de arboles son capaces de prosperar, y la mayor parte son coníferas: abetos, píceas, alerces y pinos, dependiendo de la región.
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Alerces siberianos, con un pedo considerable. Fuente |
Pero lo que hace que este fenómeno sea exclusivo del bosque boreal es el permafrost: la zona donde el suelo permanece helado durante todo el año. Para que se forme el permafrost, las temperaturas medias anuales en la superficie deben estar alrededor de -2°C. A partir de esa temperatura, el efecto aislante de la capa superficial del suelo hace que la capa helada no llegue a fundirse en verano, aunque la temperatura de la superficie esté por encima de los 0°C. Penetrar el suelo permanentemente congelado no es nada fácil, y los arboles que crecen en estas zonas suelen tener raíces superficiales, sobre todo las píceas y los alerces (Larix). Por supuesto, no todo el bosque boreal crece sobre permafrost, pero una buena parte sí que lo hace, y es el que es susceptible de emborracharse.
Y aquí llegamos finalmente a la causa de este fenómeno, que muchos habréis intuído ya: el cambio climático. Durante el siglo XX la temperatura de las regiones boreales ha subido bastante, alrededor de 1.5°C. Este ascenso, mayor que la media planetaria, ha sido aún mayor en los meses de invierno, y como consecuencia el permafrost ha comenzado a derretirse. Cuando esto ocurre, el terreno, saturado de agua, se vuelve blando e inestable. Ya hablamos de las consecuencias de este deshielo sobre los trabajos forestales, pero cuando el terreno se ablanda mucho, las raíces superficiales de los arboles no pueden soportar su peso y se inclinan hacia los lados o llegan a caer del todo.
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Los de National Geographic son capaces de hacer fotos preciosas hasta de un fenómeno preocupante como este. |
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Los restos de una “rave” boreal |
(Breve) balance de 2016 – Forestalia
17 February, 2017 at 22:03[…] Cuando el bosque se emborrachaUn fenómeno tan curioso como desconocido por la mayor parte de la gente (incluido yo hasta que escribí la entrada): el drunken forest, o bosque borracho. No quiero desvelar la causa que hace que los árboles se inclinen como si se hubieran pasado con los gintonics, pero podemos decir, sin hacer spoiler, que el cambio climático anda entre los responsables. […]