La dendrocronología, o “dendro” como la llamamos todos habitualmente, es una de las disciplinas más habituales para todos los que nos dedicamos a la ecología forestal. Básicamente consiste en sacar un canutillo, o “core” de madera, que después puede usarse para diversas cosas, normalmente para medir el crecimiento o la edad del árbol y relacionarlo con otras variables (clima, competición…), pero también se pueden hacer análisis isotópicos, de contenidos de celulosa y lignina, etc.

Para sacar esos canutillos se utilizan las barrenas de Pressler, y la acción de sacarlos se llama barrenar. Por supuesto, cuanto más dura es la madera de la especie, más difícil se hace barrenarla. Los chopos y pinos, por ejemplo, son bastante sencillos, y de entre todas las frondosas, la encina tiene la merecida fama de ser la especie más “difícil”. Aún así, hace unas semanas fuimos con toda nuestra buena intención e inocencia a Oliola (Lleida), a barrenar encinas para un proyecto coordinado por Chechu Camarero, del Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC, y el resultado no pudo ser más desolador: tras un buen rato, sólo teníamos 3 de los 40 cores que necesitábamos, y a cambio habíamos dejado por el camino dos barrenas, una pértiga, y buena parte de nuestro entusiasmo inicial.

Por eso pedimos ayuda a los profesionales, y hoy hemos vuelto con ayuda del equipo de Chechu. Lógicamente, la experiencia es un grado, y es que para barrenar especies de madera dura utilizan, además de barrenas de 2 estrías que son específicas para estas especies, un utensilio que ellos llaman “el iniciador“, que no se si han inventado ellos, y que consiste en una tablilla de madera que se acopla a la barrena y en el que uno apoya el pecho, para hacer fuerza a la hora de barrenar. Parece mentira, pero un detalle así ha sido como encender la luz: hemos podido tomar las 40 muestras en muy poco tiempo, y sin demasiado esfuerzo para la fama que tiene la encina.

En definitiva, que esta es una entrada corta y sencilla, ideal justo antes de irme de vacaciones, y que me sirve, además de para desearos buen verano a todos, para recordar lo importante que es pedir ayuda a los que realmente saben de algo. Y es que, como dijo Bernardo de Chartres:
somos como enanos a los hombros de gigantes. Podemos ver más, y más lejos que ellos, no porque la agudeza de nuestra vista ni por la altura de nuestro cuerpo, sino porque somos levantados por su gran altura
Pues eso, que ¡muy buen verano a todos!

gorkakano
16 October, 2020 at 19:50gran articulo. Les dejo aqui mi aporte, por si alguien esta buscando un cabestrante de uso forestal