Así se pelan los plátanos (de sombra)

Estuve tentado de titular esta entrada como véis aquí arriba, pero sin el paréntesis. Pero al margen de la broma cutre, luego pensé que estas cosas las indexa el diablo, y al final se me iba a llenar el blog de gente desesperada porque no sabe abrir una banana de la forma correcta (por cierto, llevas toda la vida haciéndolo mal, se hace así). Pero no, aquí no vamos a hablar del único fruto del amor, ni nada parecido, sino de esos sufridos árboles – queridos y odiados, pero sufridos – que pueblan los paseos y parques de toda España: los plátanos de sombra (Platanus x hispanica, llamado así por ser un híbrido del Platanus orientalis europeo y el Platanus occidentalis americano).

El caso es que hace unos días iba yo paseando por uno de los principales paseos de mi ciudad, y vi cómo de repente caía al suelo un gran trozo de corteza de plátano. “Será algún animalico, que la ha hecho desprenderse”, pensé – y seguí mi camino. Pero al rato cayó otro, y en ese momento me fijé en que el suelo estaba lleno de trozos de corteza, de tamaños bastante grandes. Una vez más, no le hice demasiado caso, echando la culpa a la poca frecuencia con que limpian las calles, sin fijarme demasiado en los troncos de los árboles.

Pero esa misma tarde, haciendo el repaso habitual a las noticias y cotilleos de internet, me encontré con este tuit de Jacobo Llorens:

¡Vaya, así que no era casualidad! Esa tarde decidí fijarme bien en los plataneros de Lleida, y vi que efectivamente Jacobo parecía tener razón: los plátanos aparecían prácticamente pelados, mostrando, en vez de su típica corteza a parches, un tronco liso, de color amarillento. Yo no recordaba haberlos visto así antes. Pero si pasaba en Valencia y en Lleida ¿estaría pasando en más sitios?

Plátanos en la Rambla Ferrán de Lleida, con el tronco prácticamente pelado

Por la noche, las respuestas al tuit lo dejaban aún más claro: usuarios de Valencia, Madrid, Granada, Toledo, Zaragoza, Palma, Xátiva… afirmaban que también habían observado mayor caída de corteza este año. Así pues, parece claro que no se trata de un fenómeno local, sino que los plátanos de toda España parecen estar pelándose, y de forma más notoria que otros años. Pero ¿es esto malo? ¿Pasa cada año? Si está pasando más que otros años, ¿por qué?

La respuesta a la primera pregunta es clara: el proceso no es para nada perjudicial para los árboles. Hay quien, viendo los troncos blancos y relucientes, se ha preocupado pensando que los árboles estaban perdiendo toda la corteza, y quedando efectivamente “pelados”. Y es normal pensar que pueda ser alguna enfermedad. Sin embargo, no hay motivos para preocuparse. Los plátanos son especies de corteza escamosa, en capas, lo que les confiere ese aspecto de “camuflaje” que todos reconocemos. Al crecer el árbol, se va formando nueva corteza del cámbium hacia fuera, y las capas más externas, que se formaron cuando el árbol era más pequeño, se cuartean y acaban cayendo. Por lo tanto, lo que estamos viendo no es el tronco pelado del árbol, no es la madera o el cambium, sino la capa de corteza recien formada, que tiene ese color amarillento claro.

Desde el cámbium se forma todo: xilema (madera) hacia dentro; floema y corteza hacia fuera.

Esto nos lleva a la segunda pregunta: ¿ocurre cada año? Pues lógicamente sí, los plátanos tienen que irse desprendiendo de la corteza según crecen, sino su crecimiento se vería limitado por la corteza preexistente. Pero viendo todas las muestras de asombro que podemos encontrar, parece bastante evidente que lo que estamos viendo este año no pasa cada año. Vale que la sociedad vive de espaldas a la naturaleza y todo eso, pero parece cuanto menos extraño que tanta gente se haya fijado justo este año. Hasta podemos encontrar noticias en periódicos locales:

Pero entonces: ¿por qué este año? Pues aquí parece que no está tan clara la causa. Normalmente el periodo de mayor pérdida de corteza es durante el verano, pero se suele producir de manera más paulatina, no de golpe como ahora. Esto ha llevado a algunos a pensar que las altas temperaturas que hubo en la mayor parte de España hace unas semanas han podido acelerar el proceso, de la misma manera que algunos meteorólogos defienden que las lluvias de junio están siendo una especie de “gota fría” después de los calores de mayo. Otros expertos apuntan precisamente a las lluvias, y al enorme contraste que hemos sufrido este año: hemos pasado de una sequía muy intensa a un periodo de lluvias bastante abundantes. Esto ha podido provocar un crecimiento “repentino” de los árboles, que puede haber llevado a que la corteza se rompa más rápido de lo habitual. Las tormentas de los últimos días han podido levantar la corteza que se estaba desprendiendo, haciéndola caer al suelo.

Un plátano de sombra, en pleno proceso de “pelado”

La razón última parece no estar del todo clara. El propio Jacobo Llorens añadía más elementos interesantes al apuntar que el descortezado parece producirse sobre todo en árboles jóvenes o ramas, no tanto en los grandes troncos de plátanos viejos:

Yo en cambio esta tendencia no la he visto, y en Lleida parece que todos los plátanos estén siguiendo este fenómeno, independientemente de su tamaño. Pero el apunte de Jacobo es interesante, y podría tener sentido si pensamos que los plátanos tan grandes deben presentar seguramente ritmos de crecimiento bastante menores que los más jóvenes. Si alguno quiere compartir lo que ha visto en su localidad, sabéis que los comentarios son todos vuestros. En cualquier caso, seguiremos observando nuestros plátanos, a ver si resolvemos el misterio de por qué se pelan de golpe.

¡Vuelve Forestalia!

Poca gente se dió cuenta, pero durante unos meses, este blog estuvo muerto. Y no, no estaba de parranda, como el de la canción. No. Llegué a pensar que lo había perdido para siempre.

Todo empezó en noviembre – o quizá fue octubre – cuando recibí un email de one.com, donde tengo alojado el blog, diciéndome que por un caso de malware se veían obligados a restringir el acceso al blog. La cosa no parecía grave, e incluso me daba unas sencillas instrucciones para resolver el problema. Pero claramente subestimaron mi capacidad de liarla, porque al cabo de unos días la cosa se me había ido de las manos, y ni siquiera yo mismo podía acceder. No podía escribir, ni entrar al panel de control, ni acceder a las entradas antiguas. Nada. Ni siquiera loguearme en wordpress. Y ahí es cuando realmente pensé que lo perdía.

Durante semanas, este era yo. Tal cual.

Es cierto que llevaba tiempo sin escribir, por varias razones. Para empezar, dos hijos majísimos pero que, como decía el añorado Carles Capdevila, no es que quiten mucho tiempo. Lo quitan todo. Pero no sólo ha sido eso, no voy a culpar a los chiquillos aunque, entre nosotros, son los principales culpables. Lo cierto es que en los últimos años mi vida profesional se ha ido complicando también, según iba asumiendo más responsabilidades – docencia, supervisión de tesis… El camino ha requerido sus esfuerzos, pero por suerte, podríamos decir que la peli ha acabado bien, y desde noviembre soy por fin profesor en la Universitat de Lleida, gracias al programa Serra-Húnter. Pero lo cierto es que, a pesar de la precariedad, la vida de postdoc no estaba nada mal, y desde luego dejaba más tiempo para llevar un blog, para qué engañarnos. Y por último, también reconozco que llegué a sufrir el síndrome de la página en blanco. Cuanto más tiempo llevaba sin escribir, más me costaba romper el silencio. Parecía que tenía que tener una motivación muy alta, un tema muy jugoso, para volver a escribir.

Buscando ideas para escribir en Forestalia

Pero a pesar de llevar tanto tiempo sin escribir, de que Forestalia estuviera en stand by, la perspectiva de perderlo todo, años de entradas, de comentarios, de comunidad, me hizo replantearme las cosas. Recordé que antes, cuando más activo estaba, escribía de cosas muy diversas. Seguramente algunas absurdas, o triviales. Pero escribía. Y pensé que ya era hora de volver.

Y en definitiva, que eso es lo que quería deciros hoy: que Forestalia no estaba muerto, ni estaba de parranda. Estaba en barbecho, pero ya no. No sé con qué frecuencia escribiré, no voy a hacer promesas que no pueda cumplir. Pero volveré a escribir. Al menos hasta el próximo ataque de malware que, esta vez sí, me pillará con una copia de seguridad.

Espero que siga habiendo alguien al otro lado.

La expansión del bosque en los parques nacionales, en “The Conversation”

Hoy, coincidiendo con el Día Internacional de los Bosques, tengo el honor de estrenarme como autor en “The Conversation“, la plataforma de divulgación que aúna rigor científico con escritura de tono divulgativo, y en el que la Universitat de Lleida es entidad colaboradora.

Me estreno con un artículo, escrito junto a Lluís Coll, sobre la expansión del bosque en los parques nacionales de montaña, en colación a un estudio reciente que hemos publicado en nuestro grupo. Analizamos que el paisaje de los parques nacionales no es estático, sino que está sujeto a fuerzas muy similares a las que han sufrido y sufren los ecosistemas de montaña en general, más allá de la protección del entorno que supone ser declarado parque.

Por todo ello, hemos podido ver que el bosque se está extendiendo en los principales Parques Nacionales de Montaña (Picos de Europa, Ordesa y Monte Perdido, y Aigüestortes i Estany de Sant Maurici), y analizamos las principales consecuencias que puede tener esta expansión del bosque.

Sin más, os dejo el enlace a “The Conversation”, espero que os guste el artículo, y que sea el primero de muchos.

¿Es buena noticia la expansión del bosque en los parques nacionales? | The Conversation

Estado de los bosques europeos 2020

Este viernes se publicó el resumen con los principales resultados del informe “State of Europe’s Forests 2020“, una iniciativa de ForestEurope, la “marca” de la Conferencia Ministerial de los responsables de política forestal en Europa, con 47 miembros. El informe se publica cada 4 años, aunque esta vez se ha retrasado un poco, ya que el último data de 2015. De hecho el informe completo aún no está publicado, y lo que tenemos entre manos es un “resumen para policy-makers”, pero es más que suficiente para dar una pincelada de cómo les va a los bosques europeos. Vamos a comentar un poco algunos de los datos:

El bosque en Europa

Lo primero que llama la atención es que el bosque europeo sigue ganando terreno, aunque el ritmo parece que se está desacelerando. La superficie forestal ha aumentado un 9% desde 1990, y ocupa ya 227 millones de hectáreas, el 35% de la superficie de Europa. En contra de lo que algunos pensarán, esta expansión se debe sobre todo a colonización de terrenos abandondados, y las repoblaciones sólo suponen una parte residual. 

De esas 227 millones de hectáreas, casi la mitad son de coníferas, y el 40% de frondosas, con sólo alrededor del 20% de masas mixtas de coníferas y frondosas. Dos tercios de los bosques europeos tienen al menos dos especies de árboles, y las plantaciones cubren sólo el 3.8% de la superficie (aunque reconozco que no he encontrado cómo definen plantación). Además, el 66% de los bosques europeos se regeneran de forma natural, sin necesidad de plantaciones (algo que seguramente poca gente adivinaría).

Pero no sólo aumenta la superficie de bosque, también el volumen de biomasa (y por tanto carbono) que almacenan. Desde 1990, el volumen medio ha pasado de 129 m3 a 169 m3/ha, un aumento considerable. Del total de crecimiento anual (lo que conocemos como posibilidad), se corta alrededor del 70%, aunque el resumen no entra a valorar diferencias entre zonas dentro de Europa, que imagino deben ser enormes. En conjunto, los bosques europeos siguen actuando como el principal sumidero de CO2 de Europa, y cada año secuestran 155 millones de toneladas de CO2, el 10% de las emisiones totales del continente.

La salud de los bosques europeos

Hasta aquí las buenas noticias. Pero el informe también muestra que la salud de los bosques europeos parece estar deteriorándose, y hasta un 19% de las parcelas estudiadas están sufriendo defoliación. Alrededor del 3% de los bosques han sufrido daños importantes por viento y nieve (su incidencia está aumentando mucho), insectos, herbívoros o incendios y sequías. Aunque no dan datos de cada uno de los factores, si que dicen que las sequías e incendios son los que más están aumentando, algo que también se ha visto en el Assessment Report de MedEcc para la cuenca mediterránea.

Los servicios que prestan los bosques europeos

El 53% del bosque europeo es público (de nuevo, sabemos que hay enormes diferencias entre países) y el 70% es accesible al público, lo que contribuye a que los servicios asociados a usos “sociales” estén aumentando en importancia. No he conseguido saber exactamente qué servicios consideran aquí, ya que parecen incluir recogida de setas y usos recreativos, pero también usos como la caza o pesca. Habrá que esperar al informe completo para ver los detalles.

En cualquier caso, se producen cada año 550 millones de m3, con lo que la productividad media, si consideramos la superficie que he mencionado antes, sale a aproximadamente 0.5 m3/ha y año, aunque ya os adelanto que hacer la media con estas cifras es poco menos que un disparate. El valor de esa madera es de unos 21.000 millones de euros, aún muy superior a los 4,000 millones de los bienes no maderables (castañas, corcho, resinas, frutos, carne, miel…). El consumo medio de madera también ha aumentado hasta los 1.1 m3 por habitante y año, aunque en Escandianva se llega casi a los 3 m3 por persona y año. Aún asi, el número de empleos que generan los bosques se ha reducido de 3 millones en 2015, a 2.6 millones en 2020, y continúa en tendencia descendiente al menos desde el año 2000.


Cada vez más madera, y menos empleos. ¿Casualidad? No lo creo…

Algunas conclusiones

Como decía, el hecho de que se den las cifras medias para toda Europa esconde las enormes diferencias regionales, sobre todo entre los países del norte, donde hay mucho bosque pero también mucho aprovechamiento del mismo, y los del sur o sudeste, donde el volumen de cortas y el rendimiento económico son mucho más bajos. Habrá que esperar al informe completo, que seguramente se presente en la Conferencia de Ministros del ramo, que se prevé, Covid mediante, para abril de 2021 en Bratislava (Eslovaquia). De momento, confirma tendencias que ya se ven hace años: cada vez hay más bosque, y cada vez crece más en volumen, mientras que el aprovechamiento de los bosques y su importancia como generador de empleo no dejan de disminuir. Al mismo tiempo, y quizá relacionado con ello, el estado sanitario de los bosques europeos va empeorando, y ya tenemos 1 de cada 5 hectáreas con signos de defoliación. Una vez más, será revelador ver el desglose por países y regiones. Cuando se publique el informe definitivo, volveremos a comentarlo por aquí.

Descanse en paz, Don Joaquín

Hubo un tiempo, cuando aún escribía por aquí regularmente, en el que este blog tenía una sección entera dedicada a Quino. Quinoterapia, se llamaba. Se llama, vaya, que aún existe.

Ya conté en su momento que conocí a Quino en los años de BUP. No ha llovido, ni nada. Nunca fui de cómics de Marvel ni DC, pero en cambio crecí devorando Astérix, Lucky Luke, Mortadelo, e incluso Tintín (que nunca me gustó, pero los devoraba igual). Pero Quino era otra cosa. Me hizo descubrir que una viñeta podía hacerme sonréis mientras me anudaba el estómago. A mis 16 años, en plena etapa existencialista, Quino entró en vena, y ya nunca se fue. Hasta ayer, claro.

Y ahora que Quino – o Joaquín Salvador Lavado, quién sabe – nos ha dejado, habréis visto numerosos titulares: “muere Quino, creador de Mafalda”. Y sí, pero no. En realidad está todo mal. Porque Quino no puede morir, como no pueden morir los genios. Hoy repasaba algunas de sus obras, y es que no pueden estar más vigentes. Y porque Quino es Mafalda – obviamente – pero es mucho más, muchísimo más. Y mira que Mafalda son palabras mayores.

En fin, que ahora que ya no escribo ni para mi sesión mensual de Quinoterapia, no quería dejar al maestro sin un humilde recordatorio. Y para aquellos que afirman que los Simpson predicen el fututo, miren cómo Quino predijo esta mierda de año.

Quién sabe, quizá la Quinoterapia me haga volver al blog. Es lo mínimo que se merece.

Descanse en paz, maestro. Y gracias.

El forestal amable

Hace unos cuantos años me dio por frecuentar foros de las asociaciones denominadas escépticas, asociaciones como la ARP o el Círculo Escéptico, que buscan fomentar el pensamiento crítico y combatir las pseudociencias. Recuerdo que en aquella época causó bastante revuelo una charla que dio Phil Plait, astrónomo y reputado divulgador, en la conferencia TAM8, que reunía a lo más granado del mundo escéptico americano. Plait comenzaba su charla, que se popularizó bajo el nombre de “Don’t be a dick” (no seas un capullo) haciendo al público dos preguntas. La primera, que cuántos de los allí presentes habían creído, en algún momento de su vida, en una pseudociencia. A pesar de estar hablando frente a un público escéptico, unas cuantas manos se alzaron. La segunda pregunta era cuántos de los que tenían la mano levantada habían dejado de creer porque alguien les había cógido de la solapa y les había gritado a la cara que eran unos estúpidos e ignorantes por creer en eso. Todas las manos se bajaron.

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Escéptico tratando de convencer a su cuñado de que el wifi no da cáncer

Durante mis años en la Universidad, hace ya 20 años (aish!), estudiando primero Ingeniería Técnica Forestal y luego Ingeniería de Montes, iba calando en mi –  y creo que en casi todos mis compañeros – un cierto pesimismo sobre la percepción que se tiene del sector forestal. Lo que se nos transmitía, de manera más o menos explícita, era que los forestales realizamos una función importantísima que es desconocida o directamente despreciada por la mayor parte de la sociedad. Y como ejemplo se solía citar las repoblaciones forestales, que (con sus errores, claro está) tanto han contribuído a mejorar las condiciones de numerosos montes y cuencas españoles (y tantos jornales generaron), y que aún se ven como una especie de complot ingeniero-franquista de oscuros intereses.

En esa época, la actitud de algunos grupos ecologistas desde luego no ayudaba. Recuerdo, por ejemplo, una campaña bastante dura – creo que de Greenpeace, pero puede que me falle la memoria – en el que se acusaba a los profesores de selvicultura de las Universidades españolas de fomentar y defender las cortas a hecho, cuando lo cierto es que se nos enseñaban como una técnica selvícola más, explicando de manera bastante transparente sus pros y sus contras. En definitiva, que ese victimismo parecía justificado, y junto con una cierta nostalgia de los tiempos pasados, creo que ha contribuido a formar toda una generación de forestales convencidos de no ser comprendidos por la sociedad.

Si, está imagen está reciclada de otra entrada. Pero viene tan al caso…

Pero como decía, de todo eso han pasado ya casi 20 años. Y el mundo ha cambiado desde entonces. ¡Vaya si ha cambiado! Sobre todo ha cambiado la manera en la que nos comunicamos. A diferencia de hace 20 o 30 años, ahora todos tenemos un altavoz, más o menos modesto, pero desde el que podemos trasladar el mensaje que queramos. Como este blog, por ejemplo. O una cuenta en una red social. De hecho ya he hablado en varias ocasiones, tanto por aquí, como en medio escritos o mesas redondas, de la conveniencia, de la necesidad, de que todo aquel que se vea con ganas de contar cosas, lo haga.

Pero como decía el tío de Spiderman, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y ya no podemos tirar balones fuera, porque ahora la imagen que deje lo forestal dependerá en buena medida de la que transmitamos nosotros mismos como colectivo, no tanto de la que proyecten terceros. Y, no se si fruto de ese “victimismo” que he explicado más arriba, creo que a veces caemos en la comunicación a la contra, más preocupados de defendernos de los supuestos ataques que en argumentar nuestra postura, y perdiendo además la oportunidad de ir de la mano de organizaciones que, en el fondo, no dicen cosas tan distintas de las que nosotros queremos decir.

Forestal indignado. Los Simpson ya lo predijeron

Y lo peor es que, demasiado a menudo, por el camino descuidamos las formas. Que sí, soy plenamente consciente de que discutir con alguien que cree saberlo todo puede ser desesperante, sobre todo por redes, pero ¿realmente pensamos que sirve de algo ridiculizar o descalificar al otro? Decirles, por ejemplo, a los conservacionistas que son unos fanáticos con intereses ocultos, a los ecologistas que son unos indocumentados, a los investigadores que lo unico que hacen es medrar y vivir del cuento de los papers, a los ambientalistas que no deberían gestionar el medio natural porque no están formados para ello, y a los ciudadanos que consideran los pinos como exóticos que son unos ignorantes, y que antes de escribir deberían estudiar… ¿qué efecto creemos que tiene sobre nuestro interlocutor, y sobre todo aquel que nos esté leyendo? ¿Qué imagen da del sector forestal? Porque luego  nos llevamos las manos a la cabeza cuando los medios de comunicación prefieren llamar a alguien de Greenpeace u otra ONG que a un Ingeniero de Montes para hablar de temas forestales, o cuando por redes vemos mensajes como este:

Como decía, soy consciente de que a veces es fácil perder la calma, sobre todo cuando se tiene (o se cree tener) razón, y desde el otro lado no están por la labor de mantener un debate serio (o se cree que no lo están). Hay estudios que muestran que es dificilísimo hacer cambiar a alguien de opinión, aunque se le muestren las evidencias. Pero algo debemos estar haciendo mal cuando generamos la imagen que se explica en el tuit de arriba. ¿O acaso son todos los demás los que conducen en dirección contraria?

Por eso, creo que nos haría bien a todos reflexionar sobre cuál es realmente nuestro objetivo: ¿ganar una discusión en twitter o cambiar la percepción del público sobre el sector forestal? Parafraseando a Plait, ¿queremos marcar un gol o ganar el partido? Como ya explicaba en mi artículo reciente en la revista Montes, no creo que estemos aquí para ganar una batalla dialéctica contra nadie ni para tomar prisioneros, sino para hacer valer nuestros argumentos con hechos, con evidencias. Por eso, antes de dejar un comentario en un blog, de contestar a alguien en twitter, de levantar la mano en una charla, o de publicar una nota de prensa, debemos preguntarnos: ¿contribuye en algo a conseguir nuestro objetivo? ¿va a ayudar a ganar el partido? ¿O simplemente  nos va a hacer sentir mejor a nosotros mismos?

Y siguiendo con el discurso de Plait, sobre todo, sobre todo, no faltemos al respeto a nuestros interlocutores.  Hace unos años dedicaba una entrada homenaje a Carl Sagan,  y defendía que parte de su enorme éxito se debía a que defendía, y practicaba, un escepticismo amable. Y creo que hace más falta que nunca un ejército de forestales amables, que transmita en positivo, con empatía, poniéndose en el lugar del otro. Porque si no, lo único que conseguiremos es transmitir una imagen agria y antipática del sector forestal. Y sinceramente, creo que no nos lo podemos permitir. No vamos sobrados de buena imagen.

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Grupo de forestales, convencido tras leer esta entrada, corre a difundir la buena nueva.